Leucauge venusta (la araña de mi sueño)


Leucauge venusta (la araña de mi sueño).

Me dan miedo las arañas, es que se ve que siempre tienen hambre. Aunque la profesora de ciencias naturales nos enseñó que eliminan a muchas plagas e insectos dañinos, pero también ponen a dormir a justos por pecadores. La misma profesora también nos enseñó que son una clase de artrópodos quelicerados, pero no entendí si eran primas o no de los escorpiones, tampoco entendí que era eso de quelicerados, me supongo que lo buscaré luego en Wiki. El tema es que me causan pavor, quizás por ser tan meticulosas en sus movimientos, por tener grandes fauces y porque viven en el ocio, solo esperando y esperando que su presa caiga para devorarla. Y a veces ni la matan en el momento, sino que le inyectan un líquido que sirve para sacrificarlas despacio y las digiere antes de ser deglutidas. Da igual, ayer soñé con arañas, eran arañas pelonas, lampiñas, y con colores estridentes, así como los de un semáforo: amarillos, verdes y rojos. Me miraban directo a los ojos y era como que me dijeran en silencio, aquí te esperamos. Tenían las patas largas, todas huesudas, como hombres anoréxicos, sin ideas, de esos que solo viven dañando al vecino. O quizás esas extremidades son como esos fantasmas que viven en la rutina de la cosas que no sostiene nada; o como las gentes que botan basura en la calle y creen que ellos viven en otro planeta. Aunque pensándolo mejor, me recuerdan a los políticos que no se mezclan con la gente porque caminan como en el aire, sin tocar nunca tierra -no debí haber mencionado la palabra político, porque este es un relato literario y no un ensayo-. Así mismito como esas extremidades también andan algunos eruditos que aunque no son capaces de crear nada, de todo opinan, de todo son especialistas y a todos critican, esos son los zancos de artrópodo quelicerado -se sienten encima de la masa-.
Por otro lado la telaraña era casi transparente y solo dibujaba unos cubos azafranados cuando se miraba a contraluz. No sé por qué aparecían figuras geométricas en el sueño. Y digo esto, porque emergieron unos pentágonos amarillos ocre en medio de las líneas de la tela, eran formas sin sentido; éstos torpemente trataban de tranquilizarme queriéndome engañar, para que yo pensara que la araña era una ilusión, un espejismo o una caricatura; pero no, el arácnido era tan real como mi sombra, acompañándome con su mandíbula fresa y sus labios recortados, su figura esbelta y sus ocho pares de ojos siguiéndome a todos lados.
Por mi parte no desfallecí, le hice güevo, me porté como toda una madre-héroe, cargué con la mochila, los libros, los pinceles y me fui a clase. Me imagino que así le tocó a la madre de Leonel Rugama cuando mataron a su hijo, que era un poeta que murió gritando poesía para libertar a Nicaragua, eso también está en Wiki. Es arrecho tener que aguantarse el miedo, pero a veces es mejor callarse para sobrevivir, que ser ruidoso como las moscas, que luego caen facilito en la trampa y hasta ahí llegan. Cuando llegué a la Escuela de Bellas Artes, el profesor me felicitó por no haberme rajado. Le conté lo de la araña semafórica y me dijo que la pintara, que a los miedos se les confronta y se les hace verso la existencia -ya saben que el maestro es mal hablado-. También me dijo que mi trabajo seria montarle una exposición de solo arañas: una docena por lo menos; unas peludas, otras imberbes, unas gordas, y otras flacas, unas con alas, y otras  simples, unas con formas extrañas, y otras con formas simétricas, unas corruptas y otras infames, unas hipócritas y otras ingenuas, unas mentirosas  y otras calumniadoras, unas ricas y otras mas acaudaladas  o como a mí me diera la gana. Me dijo además, que recordara que al fin de cuentas eran mis arañas y que hiciera con ellas en el lienzo lo que quisiera, que les mostrara quién tiene el señorío en el mundo animal, sin caer tan bajo como los actos perversos que ellas cometen, la idea es establecer el orden de las cosas donde el ser humano se enfrenta siempre a la adversidad y busca un bien superior. De igual modo terminó diciendo: "las podés pintar como querrás,  te sugiero que uses el color verde esmeralda o prásino cian, el violeta espectral o el púrpura Munsell, el amarillo puro u ocre; eso sí no las pintés rojas, si les ponés rojo la cagás... la cagás".
Ya comencé mi tarea, y no pienso pintar ninguna en rojo, porque si lo hago me aplazan, es broma, es realmente porque pienso que el maestro tiene razón, ya suficiente sangre se ha derramado en esta tela.

Héctor D' León
Managua, 3, 4, 5 de Enero del 2018, 11:22 pm
v 3.0

Nota editorial:

El arte que acompaña a este texto, es una fotografía real de una Leucauge venusta, los pentágonos amarillos y grises han sido digitalmente agregados a la telaraña. No hay filtros, ni fotomontajes adicionales. Agradecemos a RaroEsencial&Arte por su colaboración. Para contrataciones -de la araña- pueden escribir a: leucaugevenustamanagua@miedo.com

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