La telefonía de la alfabetización o de la alfabetización a las telecomunicaciones






Estaba en mi casa un sábado, molesto por el mal servicio telefónico, esperando que después de cuatro días enviaran a alguien a poner punto final a los problemitas técnicos que nos tenían incomunicados por una semana. Me subí al techo un par de veces y en medio de malabares ingenieriles, logré verificar que el cable físicamente estaba conectado, que el servicio de internet DSL funcionaba, pero que por alguna razón el servicio de voz estaba completamente muerto. En medio de mi desesperanza y con la rabia de tener que levantarme temprano, para atender en sábado a un supuesto técnico que la concesionaria enviaría a las 8 de la madrugada. Aclaro que normalmente, me despierto a las 6 a.m., pero de lunes a viernes, y el fin de semana, me doy el lujo de levantarme entre 8-8:30 am. Bien, pero decía que a pesar de la pereza, la molestia y el enojo, me dispuse a ponerme una bata, y diligentemente ir a abrirle la puerta a otra de las maravillosas cuadrillas de esa empresa monopolica, que no resolvían nada. Me llené de paciencia y dije: "buenos días, en que puedo ayudarles". El técnico con vos un poco tímida contestó: "aquí vive la Sra. Fulana de tal?", a lo que contesté parcamente con un "si". Entonces, explicó que tenía un reporte de avería y que estaba ahí para revisar la conexión, y todo la jerga burocrática que siempre dicen (que no le habían pasado la orden técnica, que la central, que esto que lo otro). Mientras tanto, yo le indicaba con un ademán de manos que pasara y me dije a mi mismo, ni modo a atender a otro más del “Taller Cajina”. Traté de explicarle el síntoma.... NO HAY TONO, NO FUNCIONA EL TELEFONO, ES ASI DE SIMPLE.... desde luego en tono elegante y sin perder la cordura. El tipo colocó su escalera, se subió al techo y mientras me disponía a preparar un café del bueno... lo veo nuevamente en la puerta de entrada y me dice:

"Señor...señor. Mire el problema es en la línea interna, hay dos cables que hacen contacto con un pieza métalica y ahí es donde se pierde la señal". Entonces, le replico: "pero, por qué tenemos señal de internet con el mismo cable y no hay señal de voz". El pobre sin saber como darme las explicaciones del caso, opta por decir que no me preocupe que ya lo va a arreglar. Me quedó viendo la cafetera y me digo en mis adentros: ok, ok, hace lo que tengás que hacer, quiero ver el resultado... el resultado... el  resultado.

Tres minutos más tarde, cuando el café ya está listo, lo veo que aparece nuevamente en la puerta de la sala, con una sonrisa triunfal y muy orgulloso me dice: "ya está listo, Señor, puede probarlo". Yo que todavía estoy incrédulo, pues he visto pasar a varias cuadrillas en la misma semana, sin respuesta y con reclamos, llamadas a atención al cliente, llamadas al número de averías, etc. y nada. Tomo el auricular y marco el número de mi mamá en Managua, al otro lado, se escucha una vos que dice: "aló, si?", reconozco la voz, es mi madre, la saludo y le cuento que estamos probando el teléfono y que agradezco que haya contestado, mi mamá se muestra contenta por la llamada de prueba, y se ofrece a contestar las veces que sea necesario. Me despido y cuelgo. Entonces, el técnico se me queda viendo con una sonrisa de oreja a oreja y me dice: "ya está listo verdad?" A lo que yo contesto: "si hombre, muchas gracias". Bueno, pienso, por fin lo resolvieron. Sin embargo, el tipo no se mueve y me a quedado viendo como queriendo descubrir mi verdadero agradecimiento...pero no, por fin suelta habla y dice: "yo a usted lo conozco, usted me dio clases en el Colegio Centroamérica." Me sorprende la afirmación y realmente trato de recordar su rostro pero obviamente los años han pasado, la memoria ha perdido el rostro de aquel hombre, que de seguro en ese tiempo debe de haber sido un joven igual que yo. Igual que nosotros. Le contesto que no me recuerdo, pero que sí dí clases de educación de adultos en los años 88-89. El me confirma nuevamente, sí usted me dio clases, muchas gracias, me dice. Yo sin palabras, le digo: "no hombre, el que tiene que agradecer soy yo, no ves que nos reparaste el teléfono que teníamos una semana de tener fregado" Lo acompaño hacia la puerta, no sin antes invitarle a un café y me quedo pensando de como la vida te puede dar sorpresas y de las buenas.

 

Reflexión adicional: hoy a plena conciencia, pienso como un día sin tenerla dimos algunas horas de nuestro tiempo en la educación de adultos y ahora después de tantos años, que lindo y bueno es saber que estás personas siguieron el camino hasta donde el sistema mismo se los ha permitido y hasta donde sus propias ganas les han dado. Y que bueno es saber que hay quién te repare el teléfono en Managua!

Comentarios

  1. Y lo mejor de todo es que yo, un cibernauta desprevenido, llega a tu blog, y te lee señor escritor, tu texto me parece sencillo, sencillo como la vida, sin pretensiones de nada, sencillo y bonito, agradable de leer. Espero que tu próxima llamada sea contestada por algún texto mío. http://literaturacolomborusa.blogspot.com

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